martes, 17 de julio de 2007

hyde park.por susana i joana


Hyde Park es un lugar mítico de Londres en el que cantantes de la talla de Luciano Pavarotti o Mick Jagger han alzado sus voces y que se ha constituido en el pulmón de la agitada y cosmopolita capital de Inglaterra.
Hyde Park se encuentra en el centro de Londres, donde el bullicio y el ruido de los coches es desenfrenado todos los días del año. Está muy próximo a la comercial calle de Oxford Street, y limita al sur con dos de los barrios más ricos de la ciudad, el de Belgravia y el de Kensington.
En sus orígenes, los terrenos en los que se sitúa Hyde Park pertenecían a los monjes de la abadía de Westminster, sin embargo, en 1536, Enrique VIII, arrebató los terrenos a la iglesia y los transformó en coto privado de caza de la corona. Durante años, pudo verse al monarca, escopeta en mano, disfrutando de la caza del ciervo en las inmensas praderas de lo que cinco siglos después sería Hyde Park.
No fue hasta 1637, con la llegada al trono de Carlos I de Inglaterra, cuando cambió la naturaleza privada del terreno y se convirtió en un lugar abierto al público. También impulsó la creación de sus hermosos jardines, de los más cuidados de la ciudad.
Pocos años después, en 1665, los ingleses acamparon durante meses en el entonces bosque donde buscaron refugio de la plaga de peste bubónica que, sólo en Londres, se cobró más de 68.000 víctimas.
Guillermo III, al final del siglo XVII, trasladó toda su corte al palacio de Kensigton, muy próximo a Hyde Park, y creó el primer camino con iluminación artificial del país, que atravesaba el parque para evitar los atracos en el trayecto.Hoy su extensión, es de 257 hectáreas, pero si se tienen en cuenta los jardines del palacio de Kensigton, su superficie abarca lo mismo que 334 campos de fútbol. Además, ha perdido su condición de bosque periférico para pasar a ser el pulmón del corazón de Londres.

Los visitantes se refrescan los días de calor en algunas de las fuentes que adornan el parque. (EFE)
LUGAR PARA LOS ORADORESEn su esquina superior derecha, se encuentra la “Speakers corner”, un espacio público habilitado por el Gobierno en 1842 y al que acudían oradores los sábados y domingos a disertar libremente sobre diferentes temas. Esta práctica aún continúa vigente y se puede ser testigo de ella los domingos por la mañana donde se escuchan los acalorados discursos de miembros de grupos extraparlamentarios o de visionarios de un nuevo mundo.Una de las peculiaridades de este parque es su lago de serpenteante silueta, el “Serpentine”. Fue mandado construir por la reina Carolina, esposa de Jorge III alrededor de 1730, y ha pasado a convertirse en uno de sus mayores atractivos. En sus aguas los patos y peces comparten el protagonismo con los visitantes y deportistas que alquilan barcas para navegar.
Además, Hyde Park cuenta con árboles centenarios bajo cuya sombra se cobijan los ingleses en los meses que aprieta el calor. Incluso hay quien saca provecho a estos días, cobrando por el uso de tumbonas que se despliegan por las explanadas, y dado que el verano es corto en estas tierras, los rayos de sol se disfrutan al máximo pues jóvenes, y no tan jóvenes, no dudan en quitarse la ropa y lucir los bañadores más playeros para tomar el sol.
En sus paseos asfaltados se dan cita los apasionados del patinaje, que dan piruetas y hacen fintas a hileras interminables de conos, mientras se congrega un buen número de espectadores a su alrededor.
También se puede asistir a conciertos de grandes figuras de la canción como Luciano Pavarotti o Mick Jagger que tienen lugar en un recinto a cielo abierto en la parte norte del parque.

Su extensión, es de 257 hectáreas, pero si se tienen en cuenta los jardines del palacio de Kensigton. En sus orígenes, los terrenos en los que se sitúa Hyde Park pertenecían a los monjes de la abadía de Westmin (EFE)
LAS ARDILLAS, LAS DUEÑASEntre los habituales de Hyde Park se encuentran los cientos de ardillas que saltan y trepan de árbol en árbol, y que a más de uno arrebatan la merienda. Y es que, ciertamente, las ardillas prefieren la “french fries” o patatas fritas, que los niños le ofrecen, a la típica bellota u hojita de lechuga.
Cuando la lluvia da una tregua a la ciudad, los deportistas acuden para correr, montar en bicicleta, jugar un partido de fútbol, de rugby o incluso pasear a caballo, pues en Hyde Park existe un paseo reservado para los jinetes, el Rotten Row.
Entre las últimas atracciones del parque destaca la fuente erigida en memoria de Diana de Gales, la ex esposa de Carlos de Inglaterra, fallecida junto a su pareja, Dodi al Fayed, en un accidente de tráfico en París.
El monumento se construyó pensando en la proximidad de la princesa al pueblo y por ello los visitantes pueden introducir los pies en sus aguas para refrescarse. Pero no sólo atrae las visitas de los admiradores de la llamada “princesa del pueblo” sino también la de aquellos que sienten curiosidad por ver la fuente, que ha levantado ampollas en el gobierno de Tony Blair; pues, además de que el coste superó con creces lo presupuestado, al mes de su apertura tuvo que ser clausurada pues tres personas sufrieron traumatismos en el memorial.
Sin duda, Hyde Park es el lugar elegido por los más de siete millones de londinenses para escapar del bullicio y de las prisas de la gran ciudad. Aquél que se adentra en sus caminos dando un simple paseo ve como el perfume de sus jardines y el colorido de su entorno evaporan el estrés acumulado en la jornada laboral.

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